Matrimonio con fecha de caducidad en Jalisco

 


5 años.

En una tarde clara de noviembre, en el corazón de Zapopan Jalisco, Ana y Diego se tomaron de la mano frente al oficial del Registro Civil ubicado en la Colonia las Aguilas. No era una ceremonia tradicional. Habían optado por una figura jurídica novedosa conocida mediaticamente como: el matrimonio temporal, un contrato civil por cinco años, renovable si ambas partes así lo decidían.

Ambos compartían una visión crítica del amor romántico tradicional. Coincidían en que el compromiso debía ser libre, no perpetuo por obligación. En su convenio acordaron cómo dividirían los bienes y cómo actuarían si tuvieran hijos. “El amor debe ser un acto voluntario, no un deber eterno”, decía Ana, influida por pensadoras existencialistas. Diego, aunque más cauteloso, aceptó. Valoraba la propuesta porque —según él— obligaba a amar con conciencia, no con inercia.

Los primeros años fueron intensos y felices. Llegaron dos hijos: Sofía y Emiliano. Ana y Diego los criaron desde la ternura, compartiendo tareas y decisiones, fieles a sus valores de corresponsabilidad, respeto y diálogo. 

Pero con el tiempo, afloraron diferencias profundas. Ana valoraba la autonomía personal y el crecimiento individual; Diego, la permanencia, el sentido del deber y la construcción a largo plazo. Mientras ella buscaba espacios para volver a estudiar y redescubrirse, él anhelaba estabilidad, rituales y raíces.

Y entonces, cuando se acercaba el  quinto año…  llegó también  una crisis.

Las discusiones se volvieron más frecuentes. La crianza, el trabajo y el desgaste cotidiano minaban la complicidad. Se amaban, sí, pero de otro modo. Más tranquilos, menos apasionados, más compañeros que pareja. La figura del matrimonio temporal, que en un principio fue una solución innovadora, se convirtió ahora en un interrogante doloroso.

—“Esta posibilidad de renovación no debería asustarnos, sino permitirnos elegirnos otra vez, libremente,” decía Ana.
—“Pero el amor también es resistencia. ¿No se trata de sostener cuando es difícil? ¿No es parte de nuestra responsabilidad como padres seguir adelante?” respondía Diego.

El convenio no preveía nada sobre el perro que adoptaron, ni sobre las emociones cambiantes. Había dejado fuera lo más imprevisible: la transformación de los vínculos.

Los niños no habían sido tomados en cuenta. Ni antes, ni después. ¿Qué impacto tendría las siguientes decisiones de renovación?

En sesiones con un psicológo, salieron a la luz los valores que aún los unían: el amor por sus hijos, la honestidad, el deseo de evitar un conflicto destructivo. También quedó claro lo que los separaba: Ana temía renunciar a sí misma por la idea de familia, ya no era parte de su proyecto; Diego temía perder a su familia por no luchar más por ella.

La renovación del contrato estaba a días de decidirse. En el comedor familiar, los papeles estaban listos, pero sin firmar.

Sofía,  les preguntó si iban a volver a casarse. Emiliano abrazó al perro, como si temiera que también lo separaran. Ana y Diego se miraron en silencio. Ambos se conectaron con un pensamiento ¿Y si no hubieramos firmado el contrato? Sus emociones  eran diversas incluso contradictorias. ¿Qué emociones tendrían más peso en la decisión? ¿Decidirían racionalmente?

El futuro no estaba claro. Tal vez renovarían. Tal vez no. Pero, por primera vez en mucho tiempo, sentían que estaban hablando desde la verdad.

Porque el amor, como la vida, no siempre tiene certezas. Solo decisiones por tomar. 

El matrimonio. 

El matrimonio en Jalisco es una institución. 

Así el artículo  258 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco menciona:

"El matrimonio es una institución de carácter público e interés social por medio del cual ,  dos personas deciden de manera libre para realizar la comunidad de vida, para la búsqueda de su realización personal y la fundación de una familia con respeto, ayuda mutua e igualdad de derechos y obligaciones."

Un aspecto importante es que no le da el trato de "contrato", sino de institución de carácter público e interés social. 

¿Debería ser un contrato? 

En Jalisco existe una iniciativa por el diputado del partido hagamos Enrique Velzaquez  en el sentido de que surja la figura del  matrimonio temporal. La idea  por tanto se se asemeja más a un contrato: Un acuerdo de voluntades.

Según lo difundido por los medios de comunicación sería una figura jurídica adicional al matrimonio tradicional y al concubinato. 

Esta nueva figura en Jalisco sería una unión civil que tendría una duración de entre  2 a 5 años.  Éste podría renovarse o dejarlo vencer sin proceso de divorcio.  Se podría pactar otras cuestiones adicionales. 

No hay nada nuevo bajo el sol.

La idea propuesta en Jalisco no es nueva. 

Desde hace algunos años  he planteado dicha idea con los alumnos de derecho para ver qué opinaban o razonaban  e identificar  la filosofía que sostienen, el porqué existe el matrimonio  con ciertas características y no otras. En fin, incentivar la argumentación. 

Y ello lo llevaba a clases basado en las ideas de  Gary Becker ( economista estadouniense que obtuvo el premio Nobel en economía en 1992, quien sostuvo la vinculación de las decisiones con la teoría de la elección racional)  y Richard Posner ( abogado estadounidense, juez y principal exponente del análisis económico del derecho) en su libro  "Uncommon Sense: Economic Insights, from Marriage to Terrorism,"publicado en 2009.  ¿Existirán otros antecedentes? No lo sé. La idea pudo surgir previamente.


 En dicho texto proponen el matrimonio  como un contrato en los términos que las partes prefieran:  Podrían existir  por cinco años, matrimonios abiertos, matrimonios que se disuelvan con la simple voluntad de una parte... serían  libremente negociables.  

Y como todo contrato existirían  limites para proteger el interés de terceros, tales como los hijos. 

Una perspectiva contractual que tendría un sentido  económico ya que atendería las preferencias y necesidades de las partes y para quiénes no quieran negociar podría existir un contrato predeterminado regulado por la  la ley  que se podría ajustar para todos, un status convencional que reduciría los costos de transacción. 

Ellos abundan en  otras cuestiones que pudieran representar  ajustes en otras normativas por lo que conlleva.

¿Para qué casarse? Amor Líquido.

¿La finalidad del matrimonio ha cambiado? En un tiempo podría ser para constituir una familia y con ello principalemnte para procrear, sin embargo ahora como establece el Código Civil del Estado de Jalisco  es "para realizar la comunidad de vida, para la búsqueda de su realización personal y la fundación de una familia con respeto, ayuda mutua e igualdad de derechos y obligaciones."

Aún así las nuevas generaciones  y los datos actuales hablan de la crisis del matrimonio como lo menciona Jonathan Lomelí. Algunas personas consideran que no necesitan casarse para lograr dichos fines.

Zygmunt Bauman, sociólogo polaco menciona que:  “El amor líquido es una forma de vínculo que privilegia la flexibilidad, el placer inmediato y la baja inversión emocional, porque las personas temen atarse a algo que las limite o les exija esfuerzo sostenido.”

¿El matrimonio temporal es una manifestación institucional del amor líquido?

 ¿Es signo del temor al compromiso futuro para dejar las puertas abiertas a nuevas opciones sobre todo porque ahora se vive más tiempo? 

 O bien  ¿Es una expresión más libre, honesta y sincera de las condiciones sociales actuales?


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