¡Es Navidad! Qué felicidad. Así debería ser, pero en tiempos en que el capitalismo lo invade todo, algunos olvidan los verdaderamente importante.
En los intercambios navideños hay familias o amigos o espacios de trabajo en que realizan intercambios y muchas veces es motivo de discusión respecto a qué dar o no. Algunos logran una aceptación unánime, pero otras veces la decisión es por mayoría o incluso ni eso, son los organizadores los que deciden y los demás aceptan por pena o falta de asertividad.
Viene al caso porque en algún lugar no muy lejano se realizó un intercambio navideño. Quien lo organizó fijó una cantidad $1,000.00, equivalente a USD50 dólares aproximadamente, pero pudo ser más o menos. ¿Es justo o no? Depende.
Para los más pudientes era poco, pero para los que representaba el 10% de su quincena o incluso más porque no tienen empleo y/o ingresos es excesivo, estaban dando hasta el 50% o más. ¿Quiénes son los más generosos desde esta perspectiva?
Estoy seguro que sí a los pudientes se les pidiera que declararán sus ingresos o los demostrarán y aportarán el 10% de su quincena, inmediatamente dirían es mucho, no mejor no, ¿Qué les parece mejor una taza u otro objeto?
Pero el debate anterior no nos llevaría a nada. Lo que quiero rescatar es que es tiempo de Navidad, de compartir y no sólo cosas, pero hemos llegado a pensar que lo material es lo más importante y nos conduce a los intercambios costosos, pero inequitativos y nada empáticos con las otras personas.
Se pueden regalar, recordando los 5 lenguajes del amor : palabras, tiempo, actos de servicio, abrazos-contacto o incluso regalos simbólicos.
El siguiente video me parece muy ilustrativo para tener presente lo más importante:
Ojalá rescatemos la esencia real y disfrutemos mejor nuestras fiestas, con esas cosas, experiencias y demás que aunque invisibles y que no tienen precio, son las realmente importantes.
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