Hemos llegado a la mitad del Gobierno de la Presidencia de Felipe Calderón Hinojosa. Al presidir sólamente uno de los Poderes, el Ejecutivo, debe calificársele y valorársele bajo el margen de maniobra que tiene tanto dentro de sus competencias legales, como en su ejercicio político. Todo lo anterior dentro de un entorno y coyuntura peculiar.
Algunos actores ya empiezan a desesperarse y a criticar al Ejecutivo. Algunos de ellos forman parte del Poder Legislativo, los cuales si son calificados con la misma vara, no salen bien librados, pues también tienen una gran responsabilidad por la falta de soluciones legislativas en nuestro País y otros, pese a que apenas empiezan a sentarse en su curul y aún no han empezado su trabajo, ya se están quejando, sin aportar soluciones.
La situación es preocupante y alarmante, ya que los próximos tres años no pintan bien.
Al parecer poco podemos esperar del Poder Legislativo. En cuanto a las reformas que requiere el País, lo más probable es que no prosperen por los animos que se respiran en dichas Cámaras (Diputados y Senadores).
El Poder Ejecutivo tendrá que jugar excelentemente bien con las herramientas que tiene y a la misma vez gestionar y cabildear con el Poder Legislativo, particularmente con el PRI, para que alguna reforma salga.
El Ejecutivo tendrá que hacer Reformas "Ejecutivas", esto es, innovar y perfeccionar su desempeño con las leyes y reglamentos tal como están. Sus Asesores tendrán que diseñar dichas estrategias.
En el Congreso todo apunta a que será un dialogo de sordos: Un Congreso de Babel.
No se aprecia que los mismos puedan llegar a consensos para trabajar con los mínimos necesarios para posionar a nuestro País a nivel global. Pareciere que sólo les interesá el "poder por el poder" y su visión cortoplazista por obtener beneficios en su posición actual y en la siguiente, serán el pan de cada día.
Se acercan dos aniversarios, 200 años de la Independencia y 100 años de nuestra Revolución y lo más triste es que aún no podemos establecer una visión del País que queremos. Cada quien se imagina un México y en tanto, otras Naciones nos estan rebasando por amplio margen.
¿Los legisladores podrán dialogar? ¿Podrán llegar a consensos? ¿Podrán renunciar a algunos interesés individualistas en beneficio de todo el País?
¿Acaso estamos condenados a ser un País Posicionado en la Medio- cridad?
¿Hasta dónde somos responsables los ciudadanos de tener representantes como los que siempre nos quejamos?
¿Es necesario que el Congreso de Babel se destruya, para que surja un lenguaje común que permita cimentar las bases de una Nación más prospera?
Comentarios
Publicar un comentario