HASTA QUE TE ENCUENTRE

 

¿Te imaginas que hoy  fuera el último día en que dejaras de ver a  un familiar o un amigo y nunca más supieras  dónde está o qué pasó?  Entiendo que no quisieras ni pensarlo. Es algo muy fuerte. Inténtalo con sinceridad  y no podrás evitar que se te nublen los ojos, y quiera salirse algunas lágrimas. Es demasiado trágico y esa pesadilla la viven muchas  personas en nuestro País.  Al consultar el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas se menciona  que del 15 de marzo de 1964 al 26 de Agosto de este año se contabilizan 259,340 personas desaparecidas no localizadas y localizadas en el País. De ellas 104,989 personas desaparecidas y no localizadas, un 40.48% y  Jalisco está en los  primeros lugares a nivel nacional.

Hoy 30 de Agosto es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Es un día para estar conscientes  de esta realidad. En el marco de este día presenciaremos movilizaciones, protestas, eventos alusivos. La mayoría son realizados por colectivos integrados por familiares, madres, padres, hermanas, hermanos, hijos, hijas, amigos, amigas.  Personas que también son víctimas y aún así siguen buscando, luchando, alzando la voz. Lo hacen porque el Estado, las instituciones y en sí el sistema les ha fallado. Saben que esperarse a que las autoridades actúen no es opción. Buscarlos como sea y donde sea.  La mayoría de las veces, la injusticia se presenta constantemente, porque no actúan en la búsqueda con profesionalismo, porque no se las trata cómo se merecen. Se les  revictimiza y el dolor es aún peor.  

Si nos tocara a nosotros una vivencia así ¿Cómo quisiéramos ser tratados?  Con dignidad  y ante todo sin estigmatización, ni discriminación. El respeto  a las víctimas debe ser un principio rector en todo momento. Al respecto, se presentó recientemente en ITESO  un diagnóstico titulado: “Nadie Merece desaparecer” que ahonda al respecto. En dicho foro, una madre relata esa deshumanización y la falta de empatía que hay en las personas y sobre todo de nuestros servidores públicos que se han vuelto insensibles.

            Hoy, también debe ser un  momento para reflexionar. Una cuestión, por ejemplo es ¿Cómo llegamos a esto? No lo sé con precisión, son muchos factores dirán los expertos. Lo cierto es que el entorno de violencia, impunidad, e indiferencia son factores que han agravado el  mismo. ¿Hasta dónde hemos sido responsables? ¿Qué podemos hacer como sociedad? ¿Sólo mirar o discutir en un café o ahora en una red social sobre  cómo se nos derrumba el País y se suman más y más víctimas? Claro que no. Me rehúso a conformarme y sé que usted que lee esta opinión también. No debemos permitir  que este día pase  como  una  nota más y olvidar el tema. Me gustaría sólo como un inició  que nazca en nuestros corazones el gesto humano de esmerarnos “por tratar” de sentir lo que siente el otro. Sé que nunca podremos  empatar con esa  dura realidad, sin embargo lograremos seguramente ser más solidarios y  comprensivos con esas familias y amigos que están buscando  a personas desaparecidas. Esa semilla  compasiva, sin duda deberá dar frutos que se traduzcan en  acciones  para acompañar mejor a las mismas,  para que vuelvan a encontrarlos, para sumarnos en su lucha y en  sus justas exigencias y que en este Estado este crimen desaparezca.  Que  las víctimas tengan la certeza de que estamos con ellas y ellos, no sólo ahora, sino hasta que encuentren a sus seres queridos.                      

Comentarios